Crítica de ‘New Girl’, el mundo de Zooey

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Yo no abandono series, nunca, como mucho suelo dejar que los episodios se acumulen para poder vérmelos algún día, pero la verdad es que con New Girl no he podido más. Era uno de los que la defendía cuando empezó, su frescura y ligereza con una adorable Zooey era divertido y agradable de ver, su segunda temporada tuvo un bache que poco a poco logro superar… hasta que llego el desastre.

Las series con tensión sexual no resulta suelen fastidiarse cuando se resuelve, pero este no fue el problema de la serie, el problema es que los personajes se han vuelto gilipollas, si, como lo leéis, gilipollas con todas las letras. Nick nunca fue un avispado, pero su cambio de personalidad ha sido constante hasta llegar a ser bastante insoportable, y su «inocencia» ha resultado ser cansina y absurda. Si a eso le añadimos que cada uno de los componentes de la serie parece estar más perdido que Harry Potter en el laberinto del cáliz del fuego, tenemos una bomba, una bomba que ha estallado.

Con este primer alegato parece que mi problema con la serie es Nick, y pese a ser un gran factor debido a mi odio al personaje en estos momentos, no es lo único que me causa rechazo. Zooey es muy adorable, quizás demasiado, y puede que en una temporada o en una película esa adorabilidad es soportable, pero ¿es posible aguantar esta adorabilidad durante tres temporadas?

Por el momento creo que dejo la serie a un lado, quizás si me reencuentro con la serie después de varios meses, la coja con ganas y me resulte todo más llevadero, pero la verdad es que me temo lo peor. Añadir al Coach a la serie ha sido todo un fallo (también tengo que añadir que odiaba al actor en Happy Endings).

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