El episodio anterior nos dejó con el culo torcido. Cuando nadie se esperaba un cliffhanger (y más siendo la season premiere), un desconocido incrustó unas flechas en el pecho de Sara Lance, acabando con la vida del Canario.
La muerte de Sara Lance es un golpe muy duro. La propia Felicity, al recibir una llamada del trabajo por no haber acudido, se excusa entre lágrimas como que «ha habido una muerte en la familia». y no es para menos. Laurel se debate entre contárselo a su padre o no, pero viéndolo lo delicado que está, y temiéndose que le de un ataque, prefiere guardarlo para si misma. Y por eso es que el entierro tiene lugar en plena noche, a oscuras, con nada más que la Arrowfamilia, y usando la tumba antes vacía de cuando se creía que Sara había muerto a bordo del Gambit.
Justo en el momento de la muerte de Sara a flechazos, se informa de otras muertes a manos de un arquero, un tal Lacroix. Tras darle caza, se descubre que en el momento de la muerte de Sara él no estaba en la ciudad, sino en Bludhaven (¿quizá tomándose unas pintas con Dick Grayson?). De modo que la cacería del asesino de Sara sigue en marcha. Diggle, si bien está centrado en sus tareas de padre, le promete a Ollie que le va a ayudar a encontrar al responsable. Y que no piensa olvidar a Sara. Tanto, que han decidido llamar Sara a su hija, en honor de la Canaria caída.
Oliver, al ver la muerte como algo cercano de nuevo, se obsesiona por un lado con que el próximo puede ser él (algo que debería haber tenido claro siempre, vaya) y con saber algo de Thea. Y es normal. Es oir una desgracia, y todos queremos saber si nuestros seres queridos están bien. Por eso Roy le revela la carta que le dejó en la que le decía que marchaba para nunca volver. Y en los últimos segundos del episodio vemos como en Corto Maltés Thea está siendo adiestrada por su padre, Malcolm Merlyn. Y todo parece indicar que el próximo episodio va a centrarse en esto. ¿Que se llame «Corto Maltés» es una pista? Puede…
En los flashbacks, vemos como en Hong Kong Amanda Waller encomienda a Oliver una misión: eliminar a alguien. Pero ese alguien resulta ser Tommy Merlyn, que anda buscando a su amigo removiendo cielo y tierra. Oliver se niega a eliminarlo, claro, pero logra asustarlo lo suficiente teatralizando un secuestro como para que Tommy salga pitando a casa a ponerse a salvo.
