Durante todos estos años las películas del género cómico en España han sido algo habitual en las carteleras. Nos encanta reírnos. Mucho. Pero el problema es que parece que las comedias parece que no van evolucionando tanto como deberían, o por lo menos en su gran mayoría. Muchas de estas producciones continuan estando protagonizadas por hombres. Y la gran mayoría de ellas por los mismos rostros una y otra vez. ¿No hay cómicas en España? ¿No tienen historias que contarnos?
Ya hace unos meses una conocida sala de comedia de Madrid declaro que ellas no estaban al nivel de ellos. Que ellas no hacían tanta gracia como ellos. Que a los espectadores no les interesaban los chistes de ellas, llenos de feminismo. Igual. Y repito, igual. Es que los espectadores tienen que aprender y las cosas hay que cambiarlas. A la fuerza.
Esta mezcla entre Resacón en Las Vegas y la reciente ¡A todo tren!: Destino Asturias, nos adentra en un viaje en Interrail que no sale como estaba planeado. Pepo, Roge, Costa y Juan Luis emprendieron este viaje en su juventud, en el 2000. Pero todo salió mal, deshaciendo el grupo de amigos para siempre. Ahora, veinte años después, Juan Luis a fallecido y su última voluntad es que sus viejos amigos completen ese viaje que no pudieron realizar. Con la sinopsis uno podría pensar que se encontrará con una gran aventura, pero ese pensamiento se encontraría lejos de la realidad.
Los que me conocen saben perfectamente que odio que una película no me guste, me produce enfado y pena, ya que el trabajo que conlleva hacer una producción es complejo, lleno de personas que hacen este trabajo con amor y sueños. Sueños por crear una gran película. Pero tengo que ser sincero conmigo mismo, la película no me ha gustado. Este viaje que podría causar grandes carcajadas, ya que potencial tiene, se queda en una sucesión de cromas mal integrados y que únicamente consiguen una cosa, que el espectador este constantemente saliendo de la historía.
Desconozco si el motivo de este uso del fondo verde ha sido un problema de presupuesto, pero si ese ha sido el motivo, la historia perfectamente podría haberse situado en un tren imaginario que llevase a nuestros protagonistas por España, en vez de hacernos viajar a Italia, Alemania,… Lo que sí tengo que destacar es a la gran Ana Milán, que aunque posee únicamente unos pocos minutos en pantalla, logra conectar con el espectador con su naturalidad y simpatía.
Es una pena. Una verdadera pena que esta comedia no haya funcionado conmigo. Quizá si funcione para vosotros. Quizá Julián López, Arturo Valls y Ernesto Sevilla sean lo único que necesitáis para pasar un buen rato. Yo, personalmente, necesitaba más.
