En el episodio anterior vimos como estaban las cosas en Starling City tras el regreso de Oliver Queen, y que la peor parte se la llevan los Glades. Ante las adversidades, un nombre se ha hecho un hueco en las voces de los habitantes de estos barrios pobres: Sebastian Blood. De hecho, ya vimos algunas pintadas con su nombre en el episodio anterior.
Roy continua haciéndose el héroe y recibiendo palizas antológicas. Tras acabar en manos de Laurel, ésta le recrimina que esté imitando a alguien tan indeseable. ¡Vaya con Laurel y su cruzada contra el justiciero! Thea está muy disgustada con su novio, de modo que el propio Oliver tiene que hacer de tripas corazón y echarle una bronca al joven. Sin embargo, lo que descubre al hablar con él le interesa más que convencerlo de abandonar la lucha: los suministros de medicamentos al Hospital de los Glades están siendo interceptados. ¡Parece un caso para el Encapuchado!
Investigando el asunto en el Hospital, Oliver se encuentra con Sebastian Blood, que reacciona violentamente atacando a Oliver y a su familia, culpádolos de lo ocurrido y echándole en cara que no se preocupa por a gente. ¡Ay, Sebastian, si tu supieras! ¡Con quién te has ido a meter! Oliver acude a los camiones de reparto para pillar con las manos en la masa a la mismísima China White. Pero esta vez no ha venido sola: se ha traído a Bronze Tiger para enfrentarse al Arquero. Sin embargo, en plena pelea, aparece la policía, de modo que desaparecen todos ¡Pies, para qué os quiero!
Ollie concerta una cita con Blood para hacer «negocios» y deciden organizar un evento benéfico. Sin embargo, justo cuando la fiesta va a empezar, nuestro héroe tiene que detener a China White para que deje de interceptar las entregas de medicamentos. Ante la ausencia de Oliver en la fiesta, Blood se queda a gusto despotricando públicamente acerca del pobre Ollie…
Tras detener a China White, el Vigilante habla con Roy y le convence de abandonar la lucha tras pedirle que sea su contacto en los Glades. Tras esto, Oliver se dirige a hacerle una visita a Laurel como el arquero. Pero recordemos que Laurel tiene como objetivo detener al justiciero. ¿Y como recibe al héroe la señorita Lance? ¡Tendiéndole una trampa! Un puñado de agentes de policía aparecen mientras ellos hablaban… ¿Y ahora, qué?
En general un episodio muy entretenido, aunque inferior al anterior, pero de algún modo había que hacer la presentación de Sebastian Blood y hacer que la relación entre Oliver y Roy avanzase. Eso si, ¿qué narices hacía la Tríada robando medicamentos de un hospital? ¿No tenían nada mejor que hacer? Veremos si tal organización sigue funcionando en las sombras con algún plan oscuro, o si se han convertido en unos mafiosos de segunda fila que roban los bocadillos en los recreos.
¿Y la isla? Poca cosa que mencionar, salvo el hallazgo de la punta de flecha que luego Oliver regala a Thea como un «souvenir». Dicha pieza aparece en una cueva con objetos pertenecientes a soldados japoneses de la II Guerra Mundial. ¿Tal vez hay algo escondido en la isla? ¿Es lo que buscan los señores misteriosos que aparecieron en el anterior episodio y que tienen un barco anclado en la costa?
