La serie de «Cazadores de sombras» es una muy mala adaptación. No voy a decir que soy un megafan de esta saga literaria, me gusta mucho, y la verdad es que hasta cierto punto me considero fan, pero tampoco tanto como para acordarme de cada detalle de lo que ocurre en los libros. La serie nos llegó la temporada pasada de la mano de Freeform, una de las cadenas de televisión con el nombre más random actualmente, en la que se nos prometio una mejora respecto a la película que se estreno años antes. Pues bien… la mejora no existe, es un invento de los padres, como la perdida de vitaminas del zumo de naranja si no te lo tomas después de 5 minutos.

Yo me pregunto… ¿Para qué comprar los derechos de algo si luego te lo vas a pasar todo por el arco del triunfo? Como en Instinto básico y el cruce de piernas de Sharon Stone, la productora decidió desde el primer minuto que el libro estaría mejor bajo el trasero que a la vista para poder hacer una adaptación. Ni evolución de personajes, ni acontecimientos, ni nada de nada. Normalmente suelo entender que un producto llevado a la gran pantalla o a la pequeña no sea fiel a los acontecimientos de una novela, ya que el medio es completamente distinto y los ritmos no tienen nada que ver. Pero una cosa es una adaptación ligera por así decirlo, y otra es hacer lo que a uno le salga del moño.
Fisicamente no tengo ningún problema en que cambien a los personajes, pero hay cosas llamadas personalidades y evoluciones que deberían ser inamovibles. En especial si los cambios no valen absolutamente para nada. ¿Para qué vale que Luke sea policía en ver de librero? Para nada. ¿Para qué vale que el villano esté en un barco en vez de en un castillo? Para nada. ¿Para qué vale que el instituto este lleno de gente? Para nada, ya que luego no hace nada nadie.
Si compras los derechos de algo, es para ofrecer un producto que pueda satisfacer a los fans de esa saga, ya que para no adaptar nada e inventártelo todo lo mejor es ahorrarse unos dólares y gastárselos en mejorar algunos efectos especiales. O contratar a actores decentes, pero eso ya es otra discusión.

Ya la primera temporada resulto agonizante ver como la historia se iba deteriorando con el paso de los episodios. Viendo como algunos acontecimientos caían en e olvido y otros se veían emborronados con alteraciones que no tenían lugar. Pero ya la segunda temporada ha resultado ser el colmo de los colmos. Entiendo que una serie de televisión deba alargar la historia y se deba ceñir a un presupuesto que quizás no de para crear un mundo mágico enorme, pero señores de Freeform… eso ya lo sabían antes de comprar los libros, ¡QUE LA SEÑORA CASSANDRA CLARE LLEVA YA MÁS DE 9 NOVELAS ESCRITAS!
En fin, por lo menos la serie resulta entretenida y paródica, insustancial también, pero los 42 minutos que duran los episodios se pasan volando. Si querían limitarse a hacer una serie de monstruos en Nueva York, no hacia falta comprar los derechos de esta novela, podrían haberse inventado un producto original, que seguramente muchos lo habríamos agradecido bastante más.