Diane Keaton y Brendan Gleeson brillan en esta simpática comedia de Joel Hopkins.
Cuando uno se encuentra ante una película protagonizada por Diane Keaton, siempre sabe a qué atenerse: un papel magnífico, siempre y cuando su personaje esté escrito específicamente para ella. Y con ‘Una cita en el parque’, así es.
En esta romcom británica al uso, una viuda americana enterrada en deudas por su marido y que vive en Hampstead Village, acaba enamorándose de un vagabundo irlandés. El vagabundo vive en una chabola llena de libros en el famoso parque del barrio.
Esta comedia romántica no inventa nada nuevo, y tampoco creo que ese sea su propósito. Esta no es más que otra historia de amor entre dos personas mayores, que seguramente crean haber pasado ya la edad de enamorarse y que, en principio no tienen nada que ver. No por ser una historia manida, tiene menos valor. Y es que tanto Diane Keaton como Brendan Gleeson están soberbios. Él con sus gruñidos irlandeses y ella con su manerismos, repetidos también hasta la saciedad, pero que la hacen brillante.
Los secundarios ayudan a contar una historia muy británica (a pesar de la protagonista americana), con su burguesía británica hipócrita y conformista y ese mensaje tan recurrente en este tipo de cine, “se tú mismo”.