«La chica del tren», de Paula Hawkins, se convirtió en una de las novelas de mayor éxito de este último año, llegando a conquistar cualquier lista de libros más vendidos. Ahora nos llega la película, con una fantástica Emily Blunt en el papel de Rachel, la protagonista de la historia, y acompañada por Haley Bennett («Los siete magníficos»), Rebecca Ferguson («Misión Imposible: Nación secreta»), Justin Theroux («The Leftovers») y Luke Evans («Drácula»).
Tate Taylor se pone tras las cámaras para ofrecernos esta historia llena de giros y un espíritu telenovelesco. El director de «Criadas y Señoras» nos ofrece una película entretenida pero que no llega a transmitir lo que la historia pretende. La película se centra en Rachel, una mujer que se encuentra en un vórtice de malestar físico y psicológico. Todos los días nuestra protagonista hace el mismo recorrido en tren, mirando la vida de desconocidos desde la ventana y básicamente, «montándose su propia película». Hasta que un día una pieza de su rompecabezas vuela por los aires.
Si habéis leído el libro, habéis leído el guión de este filme. Me atrevo a decir que vuestra experiencia cinematográfica se verá reducida a la mitad si habéis leído el libro con anterioridad. Esta película es entretenida por sus giros y locuras, pero si conocéis todos los detalles la película la verdad es que se queda bastante vacía. Es cierto que el reparto está maravilloso, en especial Emily Blunt, pero el no haber adaptado, añadido giros o modificar algunas de las bases de la novela, hace que nos encontremos una película sin sal.
Cuando la chica del tren es una mujer con la que no conectas
Quizá uno de los grandes problemas de la película (y del libro), es que el espectador está en la difícil tarea de intentar conectar con alguno de los protagonistas de la historia. En el libro, personalmente, todos me caían mal, son personajes bastante caricaturizados y con un desarrollo bastante torpe, y en la película es un poco más de lo mismo. Pese a unas muy buenas actuaciones, por ejemplo, el personaje de Megan parece una simple calcomanía, y el personaje de Anna es bastante inexistente.
¿Os vais a agobiar? No. ¿Vais a temer por la vida de alguien? No. ¿Vais a reíros? Seguramente. Mi experiencia con esta película la podría definir como, «ver un episodio de Anatomía de Grey». Tiene drama, tiene giros y tiene mamarrachismo – situaciones locas que pretenden emocionar/ponernos tensos pero solo te hacen reír.
Mala no es, pero bien podría considerarse una película de domingo en Antena 3. Pretende ser algo como «Perdida» o «Los hombres que no amaban a las mujeres», pero por desgracia la historia y el guión no dan para eso. Es entretenida, pero fácilmente olvidable con el paso de los días, únicamente nos acordaremos de que Emily Blunt estaba fantástica.
