La prensa especializada y los espectadores parecen estar deseosos de encontrarse cosas diferentes en la gran pantalla, pero es mentira. Durante muchísimos años no hemos parado de leer en redes sociales como se sentenciaban estrenos como Star Wars: Episodio 7 – El despertar de la fuerza o Jurassic World, ya que no innovaban y nos estaban ofreciendo algo que ya existía, siendo reboots de historias amadas y adoradas. Se exigía algo nuevo, algo que rompiese los esquemas y fuesen un paso más allá, y llegaron Star Wars: Episodio 8 – Los últimos Jedi y Jurassic World: Fallen Kingdom. Y las odiaron.
Marvel también ha sufrido este efecto expectativas y deseos. Todos parecían estar artos de que siempre nos ofreciesen estructuras similares y héroes cortados por un mismo patrón, y llegó, por ejemplo, Eternals. Una producción odiada. ¿Qué es lo que queremos? ¿Es verdad que queremos ver algo nuevo? Cuando una producción tiene mucho efecto nostalgia es algo malo, pero cuando no lo tiene tanto, también. Mañana, 9 de junio, llega a las salsa de cine Jurassic World: Dominion, la sexta entrega de la franquicia jurásica.
Dominion arranca cuatro años después de los acontecimientos de Fallen Kingdom. Los dinosaurios están libres por el mundo, convivimos y sobrevivimos con ellos, y BioSyn, empresa de investigación genética, se ha hecho cargo de la situación. Creando un santuario para estos enormes animales e investigando su genoma para intentar encontrar soluciones a miles de enfermedades que afectan a los seres humanos. Todo parece bonito, pero un oscuro secreto se esconde en la compañía.
Tengo que reconocer que entiendo que la película pueda decepcionar a gran parte de los espectadores, ya que uno se podría haber montado una película muy diferente en la cabeza, pero no entiendo que no guste. Es puro entretenimiento, un regalo para los fans, con grandes dosis de acción, nuevos dinosaurios y un encuentro intergeneracional de lo más esperado. Colin Trevorrow, director de la producción, es el encargado de reunir en pantalla a Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill. Todo un festival.
Dominion deja de lado a los dinosaurios, pasan de ser la trama de la aventura a personajes, y se centra en la ciencia. La guerra entre empresas, secretos, manipulaciones, alteraciones genéticas,… estos temas son parte fundamental de las novelas de Michael Crichton y Trevorrow ha querido centrarse en ello tras los pasos marcados por Jurassic World y Jurassic World: Fallen Kingdom, dos entregas en las que se empezaron a tocar estos temas tras la apertura de la saga, Jurassic Park. Ya en 1993 Steven Spielberg nos dejó la semilla de la competencia industrial genética con Dodgson y Dennis, que urdían un plan para sacar los embriones de la Isla Nublar, lo que provocaba el primer desastre en el parque.
Ahora tenemos a un Dodgson más ambicioso, controlando BioSyn y con un plan que alterará el equilibrio en el planeta. Es una trama interesante, llamativa y que parece, según las primeras impresiones que se pueden ver en redes sociales, que muchos espectadores no han abrazado. Vamos, que no les ha interesado. Jurassic Park eran dinosaruos, eso esta claro, pero en su eje central se encontraba la ciencia. Eso es lo que abraza Jurassic World: Dominion.
Tenemos ciencia, dinosaurios, reencuentros, tramas, emoción, espectacularidad y acción. Mucha acción. Disfrutadla. Dejad que la película os cuente lo que quiere contaros.