Un gran viaje atrevido y maravilloso es la nueva propuesta de Kogonada, un director que ya ha dejado huella en el cine independiente con títulos tan delicados y visualmente personales como Columbus (2017) y After Yang (2021). En esta ocasión, el cineasta nos presenta una historia que combina romance, fantasía y salud mental, protagonizada por Margot Robbie y Colin Farrell.
La trama nos introduce en la vida de Sarah y David, dos desconocidos que se encuentran en una boda y, casi por azar, terminan emprendiendo un viaje en coche que pronto se convierte en una travesía hacia su propio pasado. A medida que avanzan por la carretera, también lo hacen por los rincones más ocultos de sus memorias y emociones, enfrentando traumas, duelos y decisiones que los han marcado profundamente. El elenco secundario está compuesto con nombres de peso como Phoebe Waller-Bridge, Kevin Kline, Lily Rabe y Hamish Linklater, mientras que la voz del GPS, interpretada por Jodie Turner-Smith, añade un toque simbólico que conecta con la idea de buscar dirección en la vida.
Uno de los grandes aciertos de la película está en las interpretaciones. Margot Robbie ofrece aquí un trabajo mucho más maduro de lo habitual, despojándose del glamour para mostrar vulnerabilidad, fragilidad y profundidad emocional. Colin Farrell, por su parte, confirma una vez más que atraviesa una etapa brillante de su carrera: transmite humanidad con cada gesto contenido y logra una química con Robbie que se convierte en el corazón de la cinta. Esa conexión es la que sostiene un relato que, en el fondo, gira en torno a la búsqueda de la felicidad y la necesidad de reconciliarse con el pasado para poder avanzar.
El tratamiento de la salud mental es otro de los pilares del filme. Kogonada construye una metáfora poderosa sobre cómo arrastramos heridas emocionales, pérdidas y culpas no resueltas, y cómo el enfrentarse a ellas puede ser tan doloroso como necesario. El viaje no es únicamente físico, sino también interior, y plantea preguntas universales: ¿qué significa realmente vivir una vida feliz? ¿Se puede perdonar lo irreparable? ¿Cómo transformamos el dolor en una parte de nosotros con la que podamos convivir?
Visualmente, la película resulta fascinante. Con un estilo cuidado y una narrativa que mezcla lo cotidiano con lo fantástico, el director consigue que lo mágico —como la posibilidad de revivir momentos del pasado o la presencia casi etérea del GPS— se integre de manera natural con lo más humano. Es una propuesta diferente, arriesgada y cargada de sensibilidad.

Sin embargo, no todo funciona a la perfección. El ritmo es irregular, con momentos que se sienten excesivamente pausados y que pueden sacar al espectador de la historia. El inicio también resulta confuso, ya que cuesta identificar con claridad el tono de la película: por momentos parece una comedia romántica, luego un drama introspectivo y después un relato fantástico, lo que genera cierta desorientación. Además, aunque Jodie Turner-Smith aporta elegancia a la voz del GPS, su personaje queda un tanto desaprovechado y podría haber tenido más chispa o relevancia en el desarrollo.
A pesar de estos altibajos, Un gran viaje atrevido y maravilloso logra dejar una huella emocional. Es una película que se atreve a hablar de la salud mental con honestidad, que apuesta por mostrar la vulnerabilidad de sus personajes y que busca conmover sin recurrir a clichés fáciles. Gracias a las interpretaciones de Robbie y Farrell, a la sensibilidad visual de Kogonada y a su capacidad para plantear preguntas universales, se convierte en un viaje que merece la pena emprender.
En definitiva, estamos ante una obra imperfecta pero profundamente humana, que equilibra belleza estética y emoción sincera. Una de las propuestas interesante, llamativa y emocional.