Durante estos años las adaptaciones literarias no han pasado por su mejor momento, llegado a fracasar en taquilla la gran mayoría. Divergente se quedó sin su última entrega en la gran pantalla, y otras como El aviso, pasaron por la taquilla sin que nadie se interesase por ellas, pero la industria no ha parado de intentarlo. Una y otra vez. Hace unos años llegó El guardián invisible, la primera parte de la trilogía escrita por Dolores Redondo, una en la que nos introducíamos en un thriller policiaco con un asesino en serie de lo más peculiar. Boicot aparte, ya que la película tuvo varios encontronazos con los espectadores, la película consiguió que se llevasen a cabo sus dos entregas posteriores, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta, la película que voy a comentar y que llegará a Netflix el 24 de julio. Sin pasar por los cines.
Ha pasado ya un tiempo desde que la inspectora Amaia Salazar, que continua interpretándola Marta Etura, se enfrentó a su madre en esa misteriosa cueva del valle del Baztán. De esa noche lluviosa en la que desapareció y se la dio por muerta. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil como el juez Markina dan por cerrado el caso, Amaia siente que no está libre de peligro. Algo la acecha entre las sombras.
Fernando González Molina continua siendo el responsable, dirigiendo la película más ambiciosa de las tres, acompañado de un equipo que toca las notas correctas para ofrecernos un cierre digno y visualmente fantástico, con Fernando Velázquez a cargo de la música, Xavi Giménez de la fotografía y Luiso Berdejo del guion. Ya he podido leer que algunos compañeros han calificado la película como la más floja de las tres, pero yo personalmente la veo la más fuerte, la más compacta, y es que nos ofrece nuevas capas de los personajes clave de la película.
Lo que arranca con la muerte súbita de una niña en Elizondo, se mezcla con otras muertes de origen similar, llegando a ofrecernos un cierre completo de lo que se nos ha contado desde la primera parte, El guardián invisible. Es un puzzle bien ensamblado con buenas dosis de intriga y algunos momentos de lo más especiales, tanto visualmente como narrativamente. ¿Es perfecta? No. Pero ninguna entrega ha sido perfecta de principio a fin, con argumentos que se han quedado en el aire y personajes secundarios que se merecerían un mayor desarrollo, pero en términos generales nos encontramos con una película, y una trilogía, bastante fuerte.
Entretiene, nos ofrece algo visualmente diferente a lo que estamos acostumbrados en el cine nacional, con un gran peso en sus localizaciones y fotografía, y con suficiente personalidad para hacerla destacar del resto de películas que pueden resultar muy similares, como el pequeño fracaso de El silencio de la ciudad blanca o la ya nombrada anteriormente, El aviso, o la olvidable La niebla y la doncella. Ofrenda a la tormenta nos da esa guinda del pastel con un envoltorio y un tramo final que ata todo lo ocurrido hasta el momento.
