Hay series que, aunque uno las empiece con toda la ilusión, terminan quedándose a medias por falta de tiempo. Eso me pasó hace años con Battlestar Galactica. La dejé casi al final de la primera temporada, y durante semanas estuve con la espinita clavada. La solución fue sencilla: volver al principio. Además, ya tenía en mis manos las temporadas siguientes en DVD, así que no había excusa. Y qué mejor forma de retomar esta aventura que empezar desde el origen: la miniserie de tres horas que sirve de punto de partida.

Una introducción contundente
La miniserie funciona como una carta de presentación: nos lanza de golpe a universo, sus personajes y, por supuesto, la amenaza de los Cylons. En apenas tres horas se nos da muchísima información. A veces, incluso con cierta sensación de que algunas tramas se cuentan demasiado deprisa, como el caso de Zac —hermano de Apollo, hijo de Adama y pareja de Starbuck— cuya historia se resuelve de forma casi acelerada. También echo en falta un mayor misterio en torno a los famosos doce modelos de Cylon, un concepto que tenía potencial para explotarse más en este arranque.
Lo que brilla: efectos y personajes
Pero si algo me sorprendió gratamente fueron los efectos visuales. Las batallas espaciales no solo son espectaculares, sino que transmiten tensión y caos, justo lo que necesita una historia de supervivencia al límite.
En cuanto a los personajes, Starbuck se roba la pantalla desde el primer momento. Su carácter rebelde y directo, junto a una energía desbordante, la convierten en la figura más magnética de la tripulación. Ya con un par de temporadas vistas, puedo decir sin dudar que es mi favorita. Mención aparte merece Gaius Baltar: desde su primera aparición logra despertar rechazo. Y eso, en cierto modo, habla bien de lo bien construido que está.

El arranque perfecto
Hoy en día no es fácil encontrar un piloto que sea capaz de establecer la trama, enganchar y, además, emocionar. Battlestar Galactica lo consigue con creces. Sí, son tres horas, pero pasan volando.
Un detalle curioso es la diferencia de ediciones en DVD: en España, la primera temporada salió sin incluir la miniserie, mientras que en Estados Unidos sí se añadió como parte de la colección y, además, respetando el formato de pantalla. Aun así, la edición española sí trae subtítulos en castellano, lo cual se agradece.
La miniserie deja momentos difíciles de olvidar:
- El encuentro entre Adama y un Cylon.
- La partida de cartas con Starbuck mostrando su carácter.
- Y, por supuesto, la impactante escena en la que Número Seis rompe el cuello a un niño sin pestañear.
Estos instantes no solo sorprenden, también marcan el tono de lo que vendrá: una historia cruda, intensa y llena de dilemas morales. Como curiosidad simpática, en una de las primeras escenas es posible ver la nave Serenity (sí, la de Firefly) cuando Laura Roslin conversa con el médico. Un guiño pequeño, pero encantador.
Conclusión
El arranque de Battlestar Galactica es un ejemplo de cómo hacer las cosas bien: acción, personajes memorables y un universo que atrapa desde el primer minuto. Esta miniserie no solo introduce la historia de humanos contra Cylons, sino que marca el tono de lo que será una de las mejores series de ciencia ficción de las últimas décadas.