‘Arrow’ Recap 2×22: Las calles en llamas

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Sólo queda un episodio para el final de la segunda temporada. ¡Sólo uno! Y Starling City está patas arriba. Con el ejército de matones mirakurizados de Slade en las calles liándola parda, ¿qué pueden hacer un arquero justiciero y su pandilla?

Para tratar de evitar que el ejército de Slade saliese a armar la marimorena, Arrow estaba dispuesto a hacer volar los cimientos del edificio que tenía encima su lugar de reunión. Lamentablemente, el plan se giró un poco, pero algunos explosivos detonaron, lo que hizo que Laurel quedase atrapada. Pero el azar quiso que en su lado de los cascotes estuviese el arco y las flechas de Arrow, de modo que éste le indicó como disparar una flecha explosiva contra los escombros para liberarse. Y es que, si por fin habíamos visto a Laurel hacer cosas en los últimos epidosios, ya sólo nos tocaba verla usar un arco. ¡Muy bien, Laurel! Diggle por su parte estaba siendo atacado por Rochev, ataviada para la batalla a lo Ravager, pero Felicity hace una entrada triunfal aparcando la furgoneta en la jeta de la villana. Pero no olvidemos que está con el subidón de mirakuru, así que está lejos de estar muerta. Todos juntos se disponen a acudir a recoger la cura del mirakuru que han elaborado en STAR Labs, pero la furgoneta de reparto es interceptada y llegan tarde. La cura está en manos de Slade.

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Blood empieza a preocuparse con el estado de su querida ciudad ahora que ha logrado ser alcalde. Se niega a actuar pidiendo apoyo para controlar las calles, pero él mismo se da cuenta de que no se sostiene su coartada, y que los chicos de Slade están cargándose el patio del colegio. SU patio. Y claro, acude a Slade a chivarse. Es entonces cuando Slade le deja bien claro que se la suda su sueño de ser alcalde de la ciudad, y que lo ha estado utilizando todo este tiempo. Y que, puesto que Oliver Queen ama tanto esta ciudad, va a reducirla a cenizas. Blood, en shock, se hace con la cura y llama a Oliver. Y así nuestros héroes recuperan la cura. Y Blood ve su final a manos de Rochev.

En la comisaría de policía están desbordados, y como el alcalde se niega a llamar a la guardia nacional, Quentin les revela a sus compañeros las intenciones de Blood. Y les recomienda que, por una vez, acudan a alguien que sí que puede ayudarles. Así es como vuelve a convertirse en el Detective Lance y logra que las fuerzas del orden de Starling le consigan algo de tiempo a Arrow.

¿Y Thea? Dispuesta a irse lejos de todos se había ido a la estación de tren cuando estalló todo. Y justo cuando un matón mirakúrico iba a acabar con ella (o hacerle mucha pupa) aparece nada más y nada menos que su padre, Malcolm Merlyn, a por ella. Y ella, agradecida, se niega a ir con él y le arrea un par de tiros «por asesino».

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El Team Arrow, con la cura en sus manos, se reune en la torre del reloj, con Roy aun inconsciente y la cura en sus manos. ¿La probarán con el joven? Las dudas se despejan cuando Oliver recibe el aviso de Amanda Waller de que piensan evitar que el ejército de Slade salga de Starling City… aunque tengan que destruir la ciudad con un par de bombas si hace falta. Ya no hay dilemas acerca de cobayas. Roy, toma tu jarabe.

Mientras tanto, en la isla… Oliver parte al Amazo diciéndole a su camarada que si no vuelven en un rato, que vuele el barco y se vaya en el submarino. Slade tiene en su poder la cura y Ollie y Sarah poco pueden hacer contra él. Tic tac, tic tac…

Continuará en 2×23: Lo impensable.

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